miércoles, 3 de abril de 2013

Psicologia de la Educación.


Frente a la idea siniestra - de los actuales sujetos siniestros con
poder - de que una educación para la excelencia no es otra que la que
se orienta a fabricar seres humanos listos para su docilidad y
obediencia o, en el mejor de los casos - si tienen suerte -, para su
explotación, nosotros queremos pronunciarnos a favor de una
formación que sea capaz de lograr seres libres, con criterio, con
talento, con inteligencia crítica, proactivos, perseverantes,
creativos e innovadores, con logros capaces de sacar lo mejor da cada
situación y solidarios con los entornos más próximos y lejanos. Y
sobre todo con capacidad para entender en qué consiste verdaderamente
la felicidad psicológica.
Aquella que nos permite comprender lo que nos pasa y ser sensibles a
los sentimientos de los otros, aquella, que gracias a una formación
adecuada, nos capacita para disfrutar de la verdad y de la belleza,
para distinguir el bien del mal.
El objetivo, claramente intencionado de los actuales poderes
totalitarios que mal gobiernan y asfixian el mundo, es acabar con las
humanidades por considerarlas poco prácticas (literatura, arte,
historia o filosofía). Ese intento no conduce a otra cosa que a la
desmovilización de la inteligencia crítica y creativa, que a la
sumisión ciega.
Pero que no nos confundan, para avanzar en la ciencia o en la
tecnología - en la que de verdad nos interesa a nosotros no a ellos -
porque va en ello nuestra vida y nuestra supervivencia individual y
colectiva, exige también disponer de un espíritu imaginativo.
Cuanto mayor es la formación humanista de un científico tanto mayor su
capacidad para inventar y descubrir.
La educación ahora necesita ser optimista, porque está en manos de las
mejores personas, de las más sensibles, de las que saben que cualquier
sacrificio es poco para conseguir un poco más de felicidad y bienestar
para las personas (niños, adolescentes, jóvenes o adultos) a las que
dedican su actividad cotidiana.
El optimismo es una actitud psicológica que nos invita a plantearnos
expectativas positivas, no puede haber educación si ésta no es
optimista. Yo lo soy porque he visto a las personas que se dedican y
quieren dedicarse a educar.
Tomás de Andres Tripero.

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